FEB 012015 Dicen los teóricos que como entes sociales todos somos políticos; pero de ello, a manejar el arte de la política, media una diametral distancia. En su tratado de Política, libro I, Aristóteles definió al ser humano como Zoon politikón, que en su significado literal es "animal político" y que tiene que ver en la sociedad griega con lo que representaba la cultura y el ciudadano en sus ciudades-estados. Esta referencia del siglo VIII a. C., hace la distinción entre el ser humano y los otros animales, distinguiendo que el primero posee la capacidad de relacionarse políticamente, de crear sociedades y de organizar la vida en ciudades. Siglos más tarde, la interpretación por la cultura romana respecto del enunciado aristotélico, define al hombre como "animal cívico", que en la opinión del maestro Sartori , Doctor Honoris causa por la UNAM, nos advierte que es cuando el hombre pasa de la polis a la cosmópolis, en el sentido de que se suma a su primera condición de político el sentido de lo social, esto es, lo que tiene qué ver con normas y leyes, con derechos y obligaciones. Como podemos deducir, para manejar la política interna de un estado se requiere verdadera experiencia en estas lides, un profundo conocimiento de la teoría política y un amplio dominio en el manejo de la cosa pública. Aquí no se puede improvisar, so pena de llevar a verdaderos conflictos sociales a una comunidad que descansa sus esperanzas en un gobierno elegido por el pueblo como lo mandata el sistema político mexicano. De allí que hayamos manifestado en múltiples ocasiones nuestra reticencia a que algunos empresarios exitosos en su ramo pero con mínima o nula experiencia política, pretendan asaltar colores e insignias partidistas en su debocado intento de adueñarse del poder público. No es el prurito de estar contra de ellos, sino la verdadera y honesta preocupación de índole ético-político para garantizar un mínimo de talante en el manejo de las instituciones públicas. En este orden de ideas podemos afirmar que, los ministerios de gobernación, y las secretarías de gobierno, en su caso, deben estar bajo la mano firme de un experto en gobernanza y políticas públicas que garantice una sana conducción de gobierno frente a los gobernados. Requiere una enorme sensibilidad para escuchar, entender, conciliar y asimilar las inquietudes ciudadanas que surgen en una sociedad tan convulsionada como la nuestra, y el resultado invariable deben ser respuestas oportunas, equilibradas y tolerantes que estén siempre ajustadas a derecho y en beneficio del bien público. Esta tarea es excepcionalmente complicada. Luego de los bandazos de los tres años de gobierno del periodo actual, nos parece que así como hemos sido críticos severos de la administración, hoy debemos reconocer el acierto que se tuvo en la designación de un Secretario de Gobierno que viene precedido de las cualidades personales y políticas que reclama el cargo. Quizás muchos ciudadanos, sobre todos los jóvenes, no tengan una información amplia de la trayectoria del licenciado Jaime Ahuizotl Esparza Cortina, pero es necesario reconocer en él a un servidor público honorable, con paso claro por los diferentes cargos desempeñados en el difícil camino de la procuración de justicia, que le llevó a ocupar desde la titularidad de una agencia del ministerio público hasta la subprocuraduría general de justicia del estado, pasando por la dirección de averiguaciones previas, la dirección de seguridad pública y tránsito y la dirección de gobernación; lo mismo con un brillante desempeño en la función legislativa a cuya cámara llegó con la representación del Distrito de Coalcomán, dado su origen en la población de Chinicuila. Ha sido uno de los maestros más apreciados y reconocidos por su desempeño docente en las aulas de la Facultad de Derecho de nuestra Universidad Michoacana de la cual es egresado y, finalmente, en la función de notario público a la que ha dedicado los últimos quince años de su vida profesional y que le ha valido el reconocimiento de la sociedad moreliana y de sus propios compañeros fedatarios públicos de la entidad. Estas características que arropan la personalidad de Jaime Esparza Cortina, solo pueden concebirse bajo códigos de ética y buen gobierno aceptados por la sociedad entera y el marco jurídico vigente. Entre otras funciones principales que deberá atender en términos de ley, está la de coordinar y conducir el gabinete bajo una política rectora que encabeza el titular del Ejecutivo, función que fue casi imposible de cumplir en el periodo de gobierno reciente, merced a las condiciones que se presentaron con la intervención ilegal del gobierno federal a través de la tristemente célebre Comisión para la Seguridad y Desarrollo Integral del estado de Michoacán. Pareciera que para el gobierno de Peña Nieto, los michoacanos éramos unos delincuentes o sujetos de medio pelo indignos de confianza en nuestra propia tierra. Tendrá a su cargo, también, ejercer la vigilancia que en materia electoral le señalen las leyes o los convenios que para este efecto se celebren; en ese sentido, no tenemos duda que Jaime Esparza será un verdadero garante de los derechos de los institutos políticos y los electores en el proceso que tendrá como fecha cumbre el domingo siete de junio del presente año pues, independientemente de su filiación partidista, es un individuo cuya conducta ética es reconocida por actores de todas las expresiones políticas. Un caso, sin duda álgido que deberá atender de inmediato, es la coordinación de las acciones que en materia de Derechos Humanos emprenda el Ejecutivo, pues a nadie escapan las graves violaciones de derechos que por intervención del comisionado y sus secuaces se dieron en muchos casos contra servidores públicos michoacanos de diversas áreas de gobierno. Pues bien, creemos que un poco tarde, pero al fin ahora, se ha tenido un importante acierto al depositar la conducción de la política interna del estado en un servidor público excelentemente preparado para ello; ojalá que esta conducta se repita en por lo menos dos más de las instancias de la estructura gubernamental, como son: la Secretaría de Seguridad Pública y la Procuraduría General de Justicia. Sin ellas sería tanto como dejar atado de sus extremidades al nuevo Secretario de Gobierno. Por el bien de todos los michoacanos, que así sea. |