| OCT 162014 Lo que comienza siendo un hecho circunstancial con la llegada de un maestro/a a una escuela, termina convirtiéndose en una pesadilla y en un coto de poder cuando él o la docente se las ingenia para llevarse a ese centro de trabajo a su esposa/o, después le abren camino a los hijos, primos, compadres, hermanos, sobrinos u otro de cualquier grado familiar y la escuela termina por "particularizarse" y uno de ellos funge como director. Este fenómeno no ha sido considerado con la fuerza que merece para determinarlo como un factor de bajo rendimiento escolar, mucho menos como privativo de los derechos de movilidad de los trabajadores de la educación en la zona escolar de influencia, lo anterior lo fundamento en la serie de violaciones a la normatividad escolar en los planteles con este cáncer, en primer lugar, las faltas del personal son recurrentes, se abusa de los permisos, se llega tarde, se retiran a discreción sin cubrir su horario, se ahogan las quejas por maltrato a los alumnos, la cooperativa escolar se convierte en una empresa familiar, etc.; en segundo lugar, "cierran" prácticamente la escuela a la posibilidad de movilidad del resto de docentes en la zona escolar evitando que llegue alguien que les haga contrapeso, compita con ellos o les rompa el esquema de corrupción en el que viven. Pero, aparte de la casualidad y las circunstancias, ¿Qué factores intervienen para que este pernicioso fenómeno educativo se lleve a cabo?, me di a la tarea de hacer una investigación sobre el caso tratando de ser lo más objetivo posible y mi universo muestral me arrojó que, en la mayoría de los casos, quienes se desempeñan como directores en los centros educativos con este problema llegaron por la influencia o recomendación de funcionarios en la secretaría de educación, de dirigentes sindicales, autoridades en el gobierno o en algún cargo de elección popular. La práctica del influyentismo en estos casos ha dado al traste con la normatividad escolar y con los derechos laborales de los trabajadores, repercutiendo en el buen funcionamiento y en una gestión escolar de calidad en beneficio de los niños que asisten a esas escuelas. Todo lo que pasa en las escuelas con este fenómeno de corrupción queda "en familia". Este hecho lo documenta también el Maestro Manuel Moreno Castañeda en su ensayo sobre la "gestión institucional para una docencia significativa y trascendente", en el cual resalta la endogamia gremialista al interior de las escuelas formadoras de docentes como un aspecto que debe ser superado con la finalidad de abrir estos planteles para que no sólo docentes de origen normalista ingresen a trabajar en los mismos, sino que también lo puedan hacer profesionistas con el perfil suficiente y que son egresados de otras instituciones, en su estudio detectó la endogamia gremialista como un problema que impide el desarrollo institucional y la apertura a la formación integral de los alumnos. Y si a esto le sumamos el hecho de que muchas escuelas formadoras de docentes en el país también se comenzaron a llenar de familiares en algún grado, amigos y afines políticos sindicales, la situación empeora. Algo debe hacerse para frenar la corrupción en las escuelas, el otorgamiento de promociones y estímulos al personal docente mediante un examen como lo señala la Ley General del Servicio Profesional Docente, puede ser el principio que regule la formación de "feudos" en las escuelas. |
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