| AGO 302014 El que ha iniciado no será un ciclo escolar de terciopelo. En el horizonte del sector educativo aparecen alineadas varias tormentas. La primera, tiene que ver con la fragilidad de las finanzas estatales que achicará, como ya está ocurriendo, la capacidad de atención de los programas básicos del sector y el margen de entendimiento con las principales expresiones sindicales. La segunda, se configura por las acciones que ordena la reforma educativa y en torno a las cuales existe una insalvable discrepancia con un sector importante del magisterio. La tercera, la generará el clima político que sobrevendrá con las campañas electorales para elegir gobernador, diputados locales, presidentes municipales y diputados federales en junio de 2015. La cuarta, es la debilidad del gobierno estatal, impedido ante la federación, para tomar en sus manos las decisiones soberanas e independientes y así afirmar su poder y establecer un vigoroso liderazgo ante la clase política. La política de gobernabilidad en el estado ha sido construida a partir las finanzas. No ha habido otro modelo. Así que la precariedad de las finanzas estatales se traducirá en gobernabilidad precaria. Veremos que a falta de concesión financiera habrá concesión política en temas tales como la reforma educativa. Un asunto que por cierto ya ha concedido el gobierno federal. La premisa es que el gobierno de Michoacán como el de Oaxaca no tiene la fortaleza para cumplir con las tareas de la reforma, y eso está a la vista de todos. De tal suerte que la estabilidad del ciclo escolar dependerá en nuestro estado del alcance de los acuerdos que para "tropicalizar" y atenuar los alcances de la reforma, logren los sindicatos con el gobierno federal en primer lugar y con el estatal en un segundo plano. Pero la cercanía del proceso electoral, no es difícil preverlo, será un gran aliciente para amortiguar las posiciones entre el gobierno federal y las representaciones en función de acuerdos pragmáticos. De por medio está la imagen y fuerza del partido que gobierna y el futuro electoral de quienes pedirán el voto a los maestros. Ninguna fuerza política y social deja de pensar y actuar su papel para construir el escenario que se instalará con la elección de junio de 2015. Las condiciones del proceso electoral michoacano y la calidad del gobierno que se elija en junio del año entrante, habrán de ser luego de casi 20 años, una oportunidad para fijar otra ruta de gobernabilidad para el sector sobre bases distintas. Pero ello dependerá si el proceso y la calidad del gobierno elegido dan para un gobierno democráticamente fuerte. Así que el interés y participación, incluso del sector educativo, en dicho proceso será crucial para lo que venga y ello supondrá un gran activismo electoral de las expresiones sindicales. Para la vida educativa la elección 2015 es fundamental. Los criterios de política educativa que hoy día aparecen desteñidos por la inestabilidad podrían encontrar un rumbo distinto si la elección es altamente participativa y la fuerza ganadora establece las bases para un consenso social que de legitimidad y fuerza a otra política de gobernabilidad educativa. Pero lo contrario también puede ocurrir y con más probabilidad. Suele decirse que en política se actúa con lo que hay. Y lo que hay en la realidad estatal no da para alentar el optimismo. Así que las tormentas que aparecen en el horizonte con toda seguridad convulsionarán la marcha del sector educativo y de sus resultados. Resultados que deben valorarse justo en este contexto, en el contexto de una política estatal en crisis. |
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